La diferenciación en un mercado globalizado y adaptarse a las necesidades de los clientes ha llevado a los integrantes de la familia Peique a renovar la identidad visual de sus marcas con el fin de manifestar de un modo más conciso el reconocimiento a la viticultura y al origen como factores imborrables y decisivos. La nueva imagen corporativa de la bodega representa una evolución para incorporar valores conceptuales y formales como la autenticidad y la tradición.
Cada cosecha es diferente, el vino es un elemento vivo en constante evolución, un nuevo reto que superar sin dejar de aprender. Por ello, la renovación del etiquetado coincide con el lanzamiento al mercado de las nuevas cosechas 2013 y 2012, correspondientes a los vinos Peique joven y Ramón Valle respectivamente, así como la puesta en escena de la nueva identidad corporativa de la Bodega que pretende apostar por una imagen transparente y atractiva que potencie su marca y consolidarse como una referencia del sector vitivinícola a nivel internacional.
La nueva imagen de los vinos de la bodega se presenta en botella de tipo Borgoña y las etiquetas se han creado en un papel natural sobre fondos claros, de color marfil y blanco. La tipografía que define los caracteres y el logotipo de la bodega se ha modernizado para enfatizar y valorizar la marca y apellido de la familia. Se ha introducido el elemento gráfico del cuerpo de una vid que manifiesta un mayor arraigo y vínculo con la tierra donde se cultivan los viñedos de mencía, de entre 45 y 55 años, a partir de los que se elaboran Peique joven y Ramón Valle, este último un homenaje al abuelo Ramón que cuidó a mediados del siglo pasado las vides de donde se obtiene el vino.
Desde 1999 Bodegas Peique ha evolucionado, su familia ha crecido y la cuarta generación de Peique ya forma parte de una tradición, de un concepto sostenible repleto de ilusiones.